miércoles, 20 de febrero de 2013

El arte de una buena afeitada




El afeitado perfecto es el que resulta en una piel suave, sin irritaciones, ni enrojecimientos, y sin sensación de ardor.



El arte del afeitado consiste en mojar la cara con agua caliente y trabajar la barba con la brocha y el jabón hasta crear una espuma densa y copiosa. Se lo crea o no, los pelos de la barba son más duros que el filo de la cuchilla, por lo que el afeitado en seco o casi seco (como el que se realiza con la mayoría de las cremas de afeitar, espumas y geles del mercado) tira de cada pelo de la cara en lugar de deslizarse suavemente sobre la superficie de la cara sin producir irritaciones. La clave de un buen afeitado es mantener la humedad durante todo el proceso.


El afeitado perfecto tiene 3 ingredientes: una buena maquinilla de afeitar, una buena brocha de afeitar y un buen jabón de afeitar. Si bien, la brocha de afeitar es el elemento principal.



Una buena brocha de afeitar de tejón es el elemento más importante para conseguir un afeitado perfecto. Si usted no cambia nada de su rutina de afeitado, salvo la incorporación de una brocha de afeitar, se asombrará de lo que mejora el resultado y de lo que puede disfrutar del mismo.


Una buena brocha absorbe el agua caliente y realizando movimientos circulares sobre la pastilla de jabón se consigue una abundante espuma. La combinación del agua caliente y el jabón, que la brocha bate sobre la cara, produce una espuma de gran espesor, densa y emoliente; este resultado no se puede conseguir aplicando el jabón o la espuma con los dedos. Además, la brocha elimina las células muertas de la epidermis, lo que evita que se interpongan entre la cuchilla y los pelos de la barba, dificultando el afeitado. Finalmente, el movimiento de la brocha levanta los pelos de la barba y los mantiene erguidos, gracias a la densa espuma, lo que favorece el deslizamiento de la cuchilla sobre la piel.

La navaja también debe prepararse, así que hay que calentar la hoja para que sea más fácil el afeitado. Pásala por la correa unas 25 veces. En caso de que no tengas correa, métela también en agua.

Una vez que las herramientas ya están listas y nos hemos enjabonado la cara, hay que empezar a eliminar el vello facial. Empezamos primero a favor del pelo y desde una de las patillas. El ángulo de la navaja debe ser de 30º.A continuación se hace lo mismo en la otra patilla y se sigue la quijada.En las zonas como los labios tendremos que tener más cuidado. Ahí, para evitar cortes o mal afeitado, tendremos que estirar tanto el labio inferior como apartar la nariz. Es un poco complicado por eso busca la mejor posición para hacerlo.Cuando ya se ha realizado todo el afeitado, volveremos a pasar la navaja.

Tras el afeitado, la aplicación de la piedra de alumbre sobre la piel cierra los poros y cualquier microherida que se haya podido producir. El resultado es una piel suave y sana



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